Ordenan a Carmelitas y María Livia abstenerse de ejercer violencia de género

Después de una cruda carta de una monja que abandonó el Carmelo, la justicia le impuso a la supuesta vidente de la Virgen del Cerro las mismas medidas que se le había ordenado a Monseñor Cargnello.

Salta
María Livia

La justicia envió una medida precautoria y notificó a la fundación que administra María Livia Galiano de Obeid, su esposo Carlos Daniel Obeid, su abogado patrocinante José Viola; y hasta a las monjas que componen el Convento San Bernardo, que deben abstenerse de ejercer actos de violencia contra religiosas que abandonaron el Carmelo. 

La medida la dispuso el Juzgado de Garantías N°5 y se cumplió después de una carta que publicó la monja María de San José en la que denunció constantes manipulaciones, amenazas y actos violentos. Incluso, su apartamiento se produjo después de un allanamiento policial porque los familiares recurrieron a la justicia después de que fueron notificados que no podían hablar mantener ningún tipo de contacto.

En aquella oportunidad, los familiares llegaron desde Mendoza y presentaron una denuncia por supuesta privación ilegítima de la libertad. Tras ese reclamo, una jueza, un fiscal y decenas de policías allanaron el Convento y, tras el visto bueno de María Livia, la monja logró salir del edificio.  

En abril pasado, la hermana María de San José le contó al vicario judicial de la Arquidiócesis de Salta, Dante Simón, el maltrato al que era permanentemente sometida con intenciones de que sume esa denuncia al informe que elabora a pedido del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica del Vaticano.

En ese texto de la religiosa, describe “los hechos vividos desde el año 2014 hasta el 21 de diciembre del 2022” como “muy violentos”, que solían grabarse las conversaciones y hasta que le quitaban los regalos de los familiares. 
La religiosa estuvo 32 años recluida en el convento y ahora, enferma de cáncer, vive en la casa de una persona en Salta, contó que, desde el 10 de agosto de 2014, cuando murió la priora María de los Ángeles, la “vida en el monasterio cambió radicalmente”.

Relató que María Livia Galiano de Obeid, a quien denomina “una seglar allegada a la comunidad”, comenzó a manifestarles que la “Virgen quería que la nueva priora sea la hermana María Inés Jesús de la Hostia; tuvo reuniones dentro claustro con cada una de las hermanas en forma privada”. Agrega que les insistía –tanto para esa elección de autoridad como para la siguiente– que “si no votan, la Virgen se va a retirar de esta comunidad, va a escoger a otra”.

Galiano de Obeid es la mujer que, desde 1990, dice ver y escuchar mensajes de la Virgen María destinados a las monjas. Por la ermita que se construyó en Tres Cerritos, en Salta, pasan miles de personas en las celebraciones más importantes. La Iglesia no reconoce la devoción y, en un documento de 2022, les recordó a las monjas “la estricta observancia de las normas de ley en este aspecto, incluida la estricta observancia de la clausura monástica”.

En abril de 2022 las monjas del San Bernardo denunciaron al arzobispo de Salta, Mario Cargnello, y a otros tres religiosos por supuesta violencia de género y económica. Entonces, la jueza de Violencia Familiar y de Género Carolina Cáceres Moreno ordenó sostener las medidas de restricción e intimar a los denunciados a que hagan capacitaciones en género e inicien un tratamiento psicológico. 

Ahora, la misma causa tramita el Juzgado 5 pero en contra de María Livia, su esposo, su abogado y las monjas del Convento por haber ejercido actos de violencia en contra de una fallecida monja y contra otra que pelea por su vida.

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