Plan Cóndor: perpetua para un expolicía por el homicidio de un abogado

La víctima fue un abogado de nacionalidad boliviana militante de izquierda, que había huido de su país y estaba refugiado en Salta, donde finalmente fue asesinado en octubre de 1975.

Salta
DDHH

El Tribunal Oral Federal N°2 de Salta condenó a prisión perpetua al exinspector de la Policía Federal Juan Carlos Alzugaray, quien fue declarado coautor material del delito de privación ilegítima de la libertad agravada por el uso de violencia y amenazas, en concurso real con homicidio calificado por alevosía y el concurso de dos o más personas, en perjuicio del abogado de nacionalidad boliviana Gustavo Manuel Medina Ortiz.

La sentencia coincidió en todos sus términos con el pedido realizado en los alegatos por el fiscal general Carlos Martín Amad y el fiscal ad hoc Juan Manuel Sivila, ambos asistidos por Barbaba Chunco, del Área de Derechos Humanos de la Unidad Fiscal.

En su veredicto, la jueza Gabriela Catalano (presidenta) y los jueces Federico Santiago Díaz y Mario Marcelo Juárez Almaraz determinaron que los delitos son crímenes de lesa humanidad y que, en este caso, fueron cometidos en el marco del Plan Cóndor, la coordinación represiva de las dictaduras del Cono Sur.

La querella de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, a cargo del abogado Gastón Casabella, había alegado en el mismo sentido que la fiscalía. Explicó cómo se produjo la detención y la desaparición de Medina Ortiz, hecho ocurrido el 10 de octubre de 1975 en la casa que ocupaba en calle Mendoza al 1.511, en el macrocentro de esta ciudad.

La fiscalía consideró acreditado que Medina Ortiz fue secuestrado de su domicilio por efectivos que estuvieron al mando de Alzugaray, entre quienes había agentes de fuerzas bolivianas. “Se lo llevaron y desde esa noche el abogado se encuentra en calidad de detenido desaparecido”, sostuvo el fiscal general.

Al margen de otros numerosos casos de lesa humanidad tratados en esta jurisdicción, la fiscalía destacó este hecho, ya que se trató de un denominado “objetivo” del plan sistemático de represión ilegal que se aplicó a la población civil, en este caso de alcance trasnacional, implementado en la década de 1970,  con radio probado de acción en Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia.

Persecución

El fiscal ad hoc profundizó sobre aspectos y jurisprudencia relativos al “fenómeno represivo continental”, cuyo objetivo estaba dirigido a eliminar a personas como Medina Ortiz, quien tenía una intensa actividad política en sectores de izquierda de su país.

Por tal motivo -sostuvo- el abogado “fue perseguido en Bolivia y también en nuestro país”, a donde acudió luego de la instauración del régimen de facto del general Hugo Banzer Suárez, quien derrocó a Juan José Torres, en cuyo gobierno había participado la víctima.

Medina Ortiz fue asesor de la Departamental Obrera de Tarija, militante de la Asamblea del Pueblo e integró el grupo de izquierda Espartaco, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y también incursionó en el Frente Revolucionario Antiimperialista.

Dada esta actividad, el letrado había viajado a países con gobiernos afines como China, Rusia y Corea del Norte, lo que surge del testimonio brindado en el juicio por su hijo Richard Iván Medina Hoyos y de una serie de documentos que fueron desclasificados por el gobierno boliviano, repasó la fiscalía oportunamente.

En Salta, la víctima nunca cesó en su actividad política, pues seguía ayudando a otros compatriotas que corrieron su misma suerte. La fiscalía explicó que ello intensificó la persecución local, que en este contexto fue llevada adelante por efectivos de la Delegación Salta de la Policía Federal, quienes -según se explicó- tenían como costumbre arrestarlo los fines de semana.

La fiscalía describió que, con el tiempo, la situación se agravó y llevó a Medina Ortiz a realizar gestiones ante las Naciones Unidas para adquirir estatus de refugiado, pero no pudo avanzar en el trámite dado el fuerte asedio de las fuerzas represoras, lo que explica una carta escrita por la víctima a su padre en Bolivia, a quien le pedía que viajara a Salta para hacerse cargo de sus nietos, pues preveía un final incierto para sí mismo.

El fiscal Amad señaló a Alzugaray como la persona encargada de entregar a Medina Ortiz a los agentes bolivianos. “Se hizo una comunidad de inteligencia para perseguir al que piensa distinto, un despliegue que, si se hubiese hecho para combatir el narcotráfico, por ejemplo, todo sería mucho mejor”, resaltó en su alegato.

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